INNOVACIÓN EDUCATIVA

  • 02 Octubre, 2019
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Innovación educativa: ¿Quiénes y cómo innovar?

                                                                                                                                                              

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¿Quiénes pueden cambiar e innovar?

En la respuesta a este interrogante podemos encontrarnos con dos miradas opuestas. Por un lado están aquellos que sostienen que los verdaderos cambios solo serán posible desde los márgenes, ya que quienes se encuentran dentro del sistema están familiarizados con los modos de hacer. Desde fuera o, los recién llegados, pueden ver los nichos que faltan y promover esos cambios.

Por otro lado, hay quienes sostiene que se puede cambiar desde dentro; si bien existen las resistencias e inercias propias del sistema; quienes están dentro tienen la ventaja de conocer cómo funciona el sistema.
Una tercera mirada alternativa, es la de combinar acciones desde dentro y desde fuera; para lo cual se debe trabajar en el desarrollo de una cultura de la innovación que se asiente al menos en dos creencias: 1) la disposición y 2) la mirada científica.

Por un lado, la disposición para hacerse preguntas, dudar, desbloquearse, desprenderse de miedos y de preconceptos. Esta actitud habilita el diálogo con otros, permite acceder y poder realizar nuevas lecturas de los fenómenos, posibilita introducir cambios en las prácticas.

Pero además de esta disposición, los procesos de innovación requerirían de una mirada científica; es decir, seguir mínimamente las reglas del método científico. partir de cuestionar aquello que se hace basado en la autoridad o la antigüedad, buscar respuestas alternativas y testear esos cambios que se van introduciendo. Recuperar las memorias del sistema para combinar pasado y futuro; redefinir aquello que se sabe en función de lo nuevo, de lo que se va probando y funciona.


¿Dónde y cómo surgen las ideas innovadoras?

Debemos entender a la innovación educativa como un proceso, que tiene sus propias metodologías. Las ideas innovadoras pueden surgir en personas individuales, pero no tendrán eco en tanto no encuentren terreno fértil en el contexto, para ser implementadas.

Quienes trabajan asesorando en innovación sostienen que para el surgimiento de ideas innovadoras es clave el pensamiento colectivo; la generación de espacios en donde se reúna a los miembros de la comunidad para pensar caminos concretos de cambio, donde se diseñen proyectos de acción a partir de la identificación de problemas reales. Estas ideas innovadoras suelen resultar más potentes, cuando dichos grupos de personas no pertenecen a un mismo campo disciplinar. Perspectivas alternativas para el análisis de un mismo hecho, favorecen el surgimiento de propuestas más integrales.

Otra herramienta clave para la innovación es la evaluación constante por parte de quienes transitan el sistema, en este caso, los alumnos y/o los propios docentes; la retroalimentación recibida de parte de ellos es un insumo valioso para quienes buscan instalar una cultura de la innovación.

En consonancia con ello, y como lo anticipamos anteriormente, testear aquello que se haya introducido como cambio, evaluar la presencia o no de mejoras y reajustar en función de tales resultados.
Hacerse la pregunta, constante, una y otra vez acerca de ¿qué funciona y qué no? Registrar aquello que no funciona de la mejor manera, pero al mismo tiempo documentar las prácticas destacadas. Las acciones y los proyectos valiosos deben conocerse, aprenderse, aprovecharse, replicarse.

Otra acción que tal vez parezca básica, es la de averiguar cómo lo han hecho otros que ya han transitado un camino similar y adecuar esas soluciones a nuestros contextos. Viajar, observar otras realidades, estar en contacto con otros equipos, con otras organizaciones; promover contactos de manera física o virtual lo cual hoy se ve facilitado con los recursos digitales con que contamos.
Tener claros los objetivos. Para quienes son entusiastas, la idea de innovación puede resultar contraproducente llevándolos a entusiasmarse con acciones novedosas y perder de vista la meta. La innovación requiere claridad en el encuadre, planificación en las acciones y un trabajo sistemático y sostenido.


Motores de la Innovación educativa

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Por último, entendemos que la innovación educativa requiere de una mirada proyectiva hacia el futuro, pero sin perder de vista las situaciones actuales. Tal como sostiene Rivas (2017) “...hay que encontrar un equilibrio reflexivo entre el viejo mundo que queremos abandonar y el nuevo que queremos crear. Estamos viajando. No estamos quietos entre el pasado y el futuro.” (p. 66).


Referencias Bibliográficas
Rivas, A. (2017) Cambio e innovación educativa. Las cuestiones cruciales. Documento básico del XII Foro latinoamericano de Educación. Fundación Santillana. Consultado el 18/08/2017 en http://www.fundacionsantillana.com/PDFs/XII%20Foro%20Documento%20Basico%20digital.pdf