Tesis de Posgrado

  • 30 Abril, 2020
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TESIS DE POSTGRADO: ORIGINALIDAD, ALCANCES Y PROPÓSITOS
Dr. Sergio Georgieff


Hacer ciencia, desarrollar tecnología e innovar son aspectos diferentes de una misma cuestión y resulta necesario adoptarlos como política estatal e institucional comprometida si se intenta revertir situaciones de desigualdad social. De acuerdo a la UNESCO (2017), la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) son universalmente reconocidas como impulsores clave para la erradicación de la pobreza y componentes esenciales para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible; para que la CTI funcione para la sociedad, se deben desarrollar y reforzar marcos de políticas de CTI y formas de gobierno participativas apropiadas.

La CTI y las titulaciones de postgrado son dos caras de una misma moneda.

De acuerdo a Stefani (2019), en 2016 la inversión total en Ciencia y Tecnología de Argentina representó el 0,56% del PBI. Esta cifra resulta entre cuatro y cinco veces menor a la exhibida por países desarrollados como Estados Unidos (2,73%), Alemania (2,92%) y Francia (2,27%), y se ubica asimismo muy por debajo de la inversión asignada en Brasil (1,34%). No ocurre lo mismo con la inversión en educación, área fuertemente relacionada con la Ciencia y Tecnología. Para alcanzar niveles competitivos de inversión, los países que se han desarrollado en el último siglo, como Israel, China y Corea del Sur incrementaron su inversión en CyT a un ritmo promedio de 0,1% PBI/año durante 10-30 años.

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Inversión en I+D (izquierda) y en educación (derecha) como porcentaje del PBI para 135 países (2013 – 2015 según disponibilidad de datos para cada país). Se indica la posición de algunos países como referencia. Datos: UNESCO http://data.uis.unesco.org/ (Stefani, 2019). Tomado de EPPC

Actualmente, los subsidios científicos a proyectos CTI y becas de postgrado provienen casi exclusivamente del Estado Nacional; indirectamente a través de las Universidades y un porcentaje mínimo, de fuentes de financiamiento privadas o provistas por servicios a terceros. Algunas provincias, como Buenos Aires y Córdoba, cuentan con becas para desarrollar la investigación científica y Carreras de Investigador Científico. El “mecenazgo” hacia las ciencias no es aún considerado en Argentina. El impacto de lo que un país invierte en CTI está casi directamente relacionado a las líneas posibles de desarrollar en las Tesis de Postgrado.

En las notas precedentes respecto a este tema (Boletines de Postgrado de marzo y abril de 2020) se definieron el marco de referencia y las implicaciones personales (tesista y director), institucionales y económicas para el desarrollo de una tesis científica. Algunos de estos puntos serán discutidos en este espacio.

A mi entender, la situación mundial actual (pandemia de Covid-19) tira por tierra la vieja discusión de investigación básica versus investigación aplicada, dando lugar a lo sostenido desde diferentes fuentes objetivas: la investigación básica de hoy es la investigación aplicada de mañana. El caso de esta y anteriores pandemias marcan la falta de previsión y/o el excesivo direccionamiento en las políticas científicas a escala global.

¿Cuál será el tema a desarrollar por un/a tesista que producirá un avance en el conocimiento científico? Esta pregunta clave tiene varios condicionantes en los que la directora/director elegida/o tiene una gravitación mayúscula. Aunque el tema se define de acuerdo a la madurez formativa previa del tesista, sus intereses particulares y los fondos para el financiamiento; el planteamiento general del tema, las hipótesis y el desarrollo consecuente del plan de trabajo tienen una fuerte impronta del campo de interés y experiencia de quien dirige la Tesis. Esto deja al descubierto otra discusión aún no resuelta en muchas situaciones: la propiedad intelectual del tema propuesto es exclusivamente de quien desarrollará la Tesis o debe ser compartida con la dirección. Mientras el desarrollo del trabajo es armónico y se entiende que el trabajo requiere información y datos aportados por terceros esta situación casi no se plantea pero, cuando las competencias y experticia comienzan a solaparse o más aún se discuten sobre los paradigmas (tal vez sostenidos por la misma dirección), se dan situaciones que pueden conducir a situaciones difíciles de dirimir. 

El actual sistema de becas para realizar doctorados ha cambiado sustancialmente el concepto original de tesis (ver Eduardo Domínguez, abril 20201). Actualmente, una tesis no es el trabajo final de un investigador en el que se vuelcan los conocimientos adquiridos durante muchos años de trabajo (tal vez gran parte de su vida) sino que, en general, se integran a la corriente general de conocimiento porque se requiere de un tiempo limitado para el desarrollo de la tesis; en Argentina, en general las Universidades Nacionales con carreras de postgrado acreditadas establecen como término máximo 5 años para el desarrollo de una Tesis Doctoral. Ya hace unos 20 años, en Holanda se aceptaba que una tesis doctoral se componía de al menos 3 partes que debían estar publicadas por separado en revistas científicas especializadas. Este concepto de avance en el conocimiento científico a través de publicaciones científicas arbitradas tiene sus pros y sus contras. Por un lado, los arbitrajes son generalmente ajenos a la Institución donde se desarrolla el tema, por lo cual evita el endemismo científico; por otro lado, al estar publicado asegura una difusión inicial bastante amplia y necesaria (en general, una publicación científica estándar tiene un período de impacto con un pico en los primeros 5 años desde su “publicación definitiva”). Por el otro lado, una publicación en revistas de alto impacto es evaluada tanto en su contenido científico de acuerdo a su contextualización a escala global, su inserción en la corriente principal de conocimiento científico y en editoriales que generalmente no son de libre acceso; en este sentido, los avances científicos de carácter regional no suelen ser publicados en revistas de alto impacto, se restringe la discusión a temas relacionados a la corriente principal de conocimiento y además, para acceder a las publicaciones, el Estado y las Universidades, deben pagar membresías a las Editoriales por los resultados que ellas mismas financiaron.

En relación a otros países latinoamericanos, Argentina muestra un bajo nivel de crecimiento entre 2010 y 2016. 

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Publicaciones de científicos latinoamericanos en el periodo 2010-2017. A los fines de la comparación se toma como base 100 la cantidad de publicaciones en el año 2010. Fuente: Scopus (tomado de Albornoz, 2019).

El avance en el conocimiento científico que debe producir una tesis (ver Carlos Minahk, marzo 20202), tiene varias acepciones y propósitos: personal, institucional y geográfico. Indudablemente el primer avance en el conocimiento científico es alcanzado por la/el tesista al desarrollar un trabajo científico sobre un tema o área de vacancia regional, continental o global y lograr la defensa exitosa de sus propuestas (debería realizarse una diferenciación entre maestrías y doctorados que por ahora será obviada). Este avance, para que resulte realmente efectivo, debe ser volcado hacia la sociedad (mediante publicaciones y docencia). Este primer paso en el sistema científico le permite acceder a oportunidades personales y al reconocimiento de la institución donde se encuentra trabajando; aumentando las chances institucionales de formar grupos de trabajo científico en temas en desarrollo o fortalecer líneas de trabajo ya definidas. En el contexto geográfico, y dependiendo del tema, podrá aportar propuestas, soluciones, aprovechamiento tecnológico y social y, tal vez, extrapolable a escala continental y global.

Albornoz, M. 2019. Viejas estructuras y nuevos desafíos, AAPC. https://aargentinapciencias.org/wp-content/uploads/2019/05/Documento_Albornoz.pdf

Stefani, F. 2019. Rol actual y futuro de la ciencia en la innovación industrial y el crecimiento económico argentino. https://aargentinapciencias.org/wp-content/uploads/2019/05/Documento_Stefani.pdf