Nací en Cochabamba (Bolivia), donde realicé la carrera de licenciatura en Biología, en la Universidad Mayor de San Simón. Hace 18 años atrás, gané una beca de U.S. Fish and Wildlife Service para hacer la maestría en Manejo de Vida Silvestre, en el Centro de Zoología Aplicada de la Universidad Nacional de Córdoba y así fue como llegué a Argentina. Si bien mi plan original era terminar la maestría y volver a Bolivia, la vida dio un giro inesperado y nunca me fui.

En el año 2007 llegué a Tucumán y ese mismo año me vinculé al IER, donde mi esposo hacía su doctorado. Desde el principio el IER me abrió sus puertas de par en par y me brindó todas las facilidades para vincularme laboralmente, continuar con mi capacitación y crecer profesionalmente. Además de todo eso, el IER me brinda un ambiente de trabajo cordial, respetuoso, de excelencia laboral y libertad intelectual; por lo que formar parte de ese equipo de trabajo es una satisfacción muy grande. Por lo anterior, puedo decir que no tuve ningún problema para vincularme laboralmente como extranjera, y siento que tampoco tuve inconvenientes para adaptarme socialmente. Si bien creo que la sociedad boliviana y la argentina son distintas en algunos aspectos, creo son más las similitudes existentes entre ellas, y si bien es cierto que sigo extrañando Bolivia (mi familia y mi comida principalmente), puedo decir que me adapte fácilmente a mi nuevo entorno social y hasta adopté alguna de sus costumbres. Hoy tengo una hermosa familia, amigos muy queridos y grandes compañeros de trabajo.

Argentina desde el principio me acogió maravillosamente bien, en cada uno de los ámbitos en los que me desarrollé y me desarrollo. Siempre me hizo sentir respetada, valorada y querida, por lo que estoy y estaré siempre muy agradecida.