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  • 28 Noviembre, 2020
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Facultad, UNT y pandemia

hugo

Dr. Hugo Rafael Fernández

Difícilmente se pueda decir algo que no se haya dicho ya, con miles de millones de habitantes involucrados en su padecimiento y pensándola. Aclarado esto, voy a ensayar algunas ideas que nos abordan como institución educativa en su entorno y proyección. Como todas las estructuras de la comunidad organizada hemos sido golpeados en múltiples partes de del sistema y sus integrantes.

Sean estudiantes, docentes, no docentes y todos/as las partes que se integraban en nuestro día a día, fotocopiadora, bar de la facultad, y muchos locales comerciales de los alrededores que dependían de nuestra presencia en la Facultad (farmacias, locales de ventas de artículos de limpieza, supermercado, electricidad, sanitarios, locales de comidas, quioscos, verdulerías, etc.) Ha sido un golpe que, pasado el primer estupor y parálisis, nos pone ahora en la perspectiva de entrar de una vez en la nueva normalidad....pero no, el invierno del hemisferio norte y sus reportes diarios de contagios y muertes nos debe sacar de esta falsa idea. Hoy 23 de noviembre las noticias no son buenas. La vacuna (las vacunas) ayuda a creer más fácilmente que lo peor ya pasó. Veo muchos y muchas hacer estimaciones a mediano y largo plazo sobre lo que nos depara el futuro, algo a la que la mayoría de argentinos/as no estamos acostumbrados/as: ¿volveremos a las aulas en marzo? ¿Será en mayo? ¿Entrando el invierno? ¿Ya vacunados y vacunadas? ¿Habrá fase 1 de nuevo? Acostumbrados y acostumbradas a pensar a esta altura del año en las fiestas y las vacaciones o a lo sumo en carnaval, hoy estamos ejercitando otra escala temporal de análisis en la preocupación. Espero, ciertamente, que aprendamos a tener visión a más largo plazo para el país, lo mismo que admiramos a otros países con economías y políticas previsibles, la misma visión que les permitió desarrollar vacunas en tiempo récord, es la que aspiro la UNT sepa entender, para ser capaz de pensar y desarrollar políticas educativas, ambientales y científicas que sobrevivan los momentos electorales constituyendo una real política institucional que nos permitan alguna vez anticiparnos a una pandemia, a una epidemia incluso, a una crisis financiera, a un desastre natural y por qué no, a los efectos locales del cambio climático.