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Domingo, 27 Junio 2021 20:48

La magia de los aconteceres

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Claudia Muruaga

 Estaba finalizando mis estudios de Tesis Doctoral en el neógeno del Valle de Villavil y Hualfín, provincia de Catamarca. Recuerdo que me había inscripto en un curso de la AAPG en los arrecifes coralinos del Mar Caribe en 1997, tema que ha sido siempre de mi gusto y al cual quería introducirme. Pero la vida siempre nos lleva por caminos que no han sido marcados necesariamente con anticipación, ni propuestos. El curso en Florida se canceló y tenía mis pasajes de avión comprados. El Dr. Gerardo Bossi me recomendó que aproveche el pasaje y visite a un geológo amigo suyo en ese entonces recién llegado a Salt Lake City, Utah (EEUU), quien era especialista en procedencia de areniscas, el Dr. Bob Erhlich. Bob tan solo dijo: ….”el otoño en Utah es precioso, vení a conocerlo”. En diez días de visita me propuso aplicar para una beca postdoctoral externa en el CONICET, bajo su dirección y la codirección del Dr. Bossi, con el tema: “ESTUDIOS DE PROCEDENCIA A TRAVÉS DEL USO DE ANÁLISIS QUÍMICOS Y ANÁLISIS POLITÓPICO VECTORIAL EN SEDIMENTOS VOLCANICLÁSTICOS NEÓGENOS DE LA ZONA DE HUALFÍN-VILLAVIL, PROVINCIA DE CATAMARCA, ARGENTINA”. Estuve en el Energy and Geoscience Institute (EGI) de Utah desde setiembre de 1999 a setiembre de 2001, un lugar de profesionales dedicados al trabajo multidisciplinario en modelado de reservorios petroleros en tierra firme y off shore en el extranjero (principalmente Argentina, Brasil y México). Si bien no compartíamos ningún trabajo en común, fueron muy generosos en invitarme a participar de workshops y paneles de sus investigaciones, lo que creo es lo más importante en una visita afuera del ámbito personal de trabajo: ponerse en contacto con diferentes visiones, formas de trabajo y pensamiento, además del conocimiento de tecnologías de punta en materia de informática y manejo de datos.

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Domingo, 27 Junio 2021 20:44

La conservación en tiempos de pandemia

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Dr. Juan Pablo Juliá

La tierra atraviesa un período de grandes cambios, provocados por las actividades humanas. Dada la desproporcionada influencia de nuestra especie en todo el planeta, este período ha sido dado en llamar Antropoceno. El mismo se caracteriza por un conjunto de efectos nocivos y bien documentados sobre los ambientes naturales. Estos efectos incluyen la contaminación de la atmósfera, mares, ríos y ecosistemas terrestres, el cambio climático antropogénico y un ritmo de extinción de especies que muchos autores equiparan a los grandes eventos de extinciones masivas ocurridos en el pasado geológico. A todas estas calamidades, desde el año pasado, la humanidad sufre los efectos de una pandemia (provocada por el virus SARS-CoV-2), que ha afectado nuestras actividades y costumbres de una forma y alcance que aún no alcanzamos a dilucidar. Este efecto sobre las actividades humanas se hizo notar, sobre todo en los comienzos de la pandemia, con la difusión de imágenes inusuales de ambientes que parecían mejorar y animales que se dejaban ver en lugares poco habituales. Un muy reciente trabajo (Bates et al., en prensa) da cuenta de cientos de reportes y observaciones que dejan en evidencia, cuán rápido pueden recuperarse algunos ambientes cuando cesa la acción humana sobre los mismos. No estamos hablando de recuperación de especies, esto requiere de meses o años (según la tasa incremento poblacional propia de cada una de ellas) para hacerse evidente, si no del efecto en la atmósfera y los ríos con el cese de las actividades fabriles y el transporte. Las imágenes recordaban, salvando las distancias, al libro de Alan Weisman (2007) “El mundo sin nosotros”, o a la miniserie “Life after people” (2008-2010). Ambos constituyen un ensayo de cuán rápido desaparecerían las infraestructuras humanas, se recompondrían algunos ecosistemas y que especies se verían beneficiadas y cuales perjudicadas con nuestra repentina desaparición.

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Domingo, 27 Junio 2021 20:33

El desafío de la montaña

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Marcela Correa

Me presento, mi nombre es Marcela Correa, soy Lic. en Cs Biológicas egresada de la Facultad de Cs. Naturales e IML (UNT) y estoy finalizando mi Magister en Entomología. Soy investigadora de la Fundación Miguel Lillo. Me desempeño desde hace varios años como docente en la Cátedra de Biología Animal, en mis inicios como alumna dentro del Programa de Recursos Humanos y posteriormente como graduada. Tambien realizo tareas de Gestión como secretaria en el Colegio de Graduados de Cs. Biológicas de Tucumán.

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Domingo, 27 Junio 2021 20:29

AL CAMBIAR DE SIGLO

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Por Mónica Díaz

Entrando al nuevo siglo, iniciando el año 2000, todo cambió en mi vida y después de cinco años de becas del CONICET, quedaba fuera del sistema, sin obtener la beca postdoctoral, a pesar de haber hecho todo lo que se suponía que una becaria debía hacer: terminar su doctorado en tiempo y forma y publicar los resultados. Justamente en esa época, cuando un ministro mandaba a los investigadores a lavar platos, ingresar al CONICET era una tarea titánica reservada para unos pocos elegidos. Así fui contratada por el Sam Noble Oklahoma Museum of Natural History para trabajar con los Dres. Michael Mares y Janet Braun. En un principio el trabajo se desarrollaba aquí, recorriendo museos para estudiar los mamíferos de la Argentina, ya que el postgrado ofrecido era para escribir un libro sobre los mamíferos del país incluyendo los datos obtenidos en museos y en investigaciones de campo. Luego de un año en esa situación pidieron mi traslado para vivir a los Estados Unidos. Si bien antes, durante mi doctorado pude viajar a los EEUU, para entonces el pensar en vivir allá era todo un reto, pero decidí aceptar.